martes, 21 de noviembre de 2006

1400km en dos días...

Fin de semana viajero. Después de meditarlo un día y sin saber a dónde íbamos el domingo, partimos con Ingrid (amiga de Barcelona, dueña del auto) y Daniel hacia Mont Saint Michel, mítica abadía en el tope de una montaña (al norte de Francia, sobre el canal de la Mancha). Pero como el viaje es medianamente largo, hay que visitar otras cosas para aprovechar.
Saliendo de París, hacia el norte y a una hora larga de camino, se encuentra Rouen, ciudad que durante mucho tiempo fue el último cruce posible del Sena río abajo de París. Estamos en Normandía, y en la ciudad destacan (además de la catedral de rigor), una serie de casas de madera que han sobrevivido al paso de los siglos y las guerras.
De allí, partimos hacia el oeste, para llegar al punto de destino original: le Mont Saint Michel. Es una abadía (con pueblo) fortificada, construida sobre una isla en la bahía del mismo nombre. Esta isla tiene la particularidad de dejar de serlo cuando baja la marea, que en las buenas épocas puede llegar a los 15 metros. Originalmente (antes del camino pavimentado que quieren tirar abajo), era inalcanzable durante la marea alta, una especie de protección natural... La catedral misma fue construida por etapas, empezando tan atrás como el siglo VIII. Con el tiempo fue creciendo y agregando salas (la mayoría de ellas sobre construcciones de hasta tres pisos, porque el tope del monte no era tan grande), hasta convertirse en una obra monumental. Desde la entrada la vista es realmente impresionante, así como mirar hacia abajo desde la abadía. Recomendación: no perderse el tour guiado, gratis con la entrada, vale muchísimo la pena (y mucho mejor si es el extendido o experto, que nosotros perdimos por media hora). Y hay que verlo tanto de día como de noche, está bien iluminado (sesión nocturna de fotos de una hora y media).
Después de dormir en Portonson (cerca), al día siguiente salimos hacia Saint Malo, ciudad amurallada y puerto corsario. Las murallas son algo digno de verse, perfectamente conservadas, pero es para estar de paso nomás. De allí, la elección que nadie se esperaba: Carnac, sobre la costa atlántica. Es hogar de las más famosas alineaciones de menhires de Francia, que datan de varios miles de años. Es fabuloso ver campos minados con piedras paraditas, que se extienden por casi un kilómetro de largo. Además, el viaje incluye atravesar lo que uno se imagina cada vez que le mencionan la campiña francesa: campos verdes, bosquecitos, colinas suaves con casas aquí y allá... (encima, estamos en otoño: rojo, amarillo, naranja!!!)
Finalmente, después de ver el anochecer sobre los menhires, salimos para París que nos espera. Afortunadamente, casi no hay tráfico a pesar de terminar el fin de semana. Al llegar a la ciudad, el cuentakilómetros marca casi 1400km, divididos en tres etapas: París-St. Michel, St. Malo-Carnac y Carnac-Paris, la mayoría de ellos en la eficientes autovías y autopistas francesas.

Que llueve, que no llueve...

Resumen del fin de semana del 12/11 (estaba demasiado cansado/dormido para hacerlo antes) .
El viernes a la tarde, como no podía ser de otra manera, Louvre gratis. Esta vez, con Axel y Daniel, anduvimos principalmente por la zona de antigüedades egipcias. Es impresionante el poder tener ahí a la mano estatuas, bajorrelieves, pergaminos y utensilios de todo tipo de hasta 5000 años, en buen estado (más allá de la discusión de si deberían realmente estar en el Louvre y no en un museo en Egipto...). Entre otras cosas se pueden ver una sala llena de sarcófagos de madera y/o piedra, pintados y tallados, esculturas e inscripciones en piedra, papiros con colores que parecen nuevos (incluido el Libro de los muertos), unos dados, estatuillas de increíble detalle... Todo en el ala Sully del museo.
El sábado a la tarde anduvimos por Montmartre, el "barrio de los pintores" por tradición (de principios de siglo). En ella se encuentra la inmensa iglesia de Sacré Coeur, construida a fines del siglo XIX (parece que no por razones del todo loables...), e infinitos dibujantes/pintores en cada placita intentando hacerte una caricatura. Valen la pena las callecitas para perderse y el aire "bohemio", pero está lleno de gente...
Finalmente el domingo, fuimos en auto (con el jefe :-) ) al Château de Fontaineblau, palacio de caza de los reyes, al sur de París. Antes de ir al palacio propiamente dicho, paramos a almorzar unos tradicionales crêpes en Moret-sur-Loing, pequeño pueblo de la zona (muy buenos). El château está en proceso de restauración en gran parte (eran oficinas de algo antes), pero la parte visible está buena. Es una mezcla de varios estilos arquitectónicos de entre los siglos XV y XIX, producto de las sucesivas ampliaciones que sufrió. Especialmente interesantes son la capilla y las habitaciones de Napoleón (y compañía), todo casi laberíntico y lleno de pasillos. La foresta de los alrededores es espectacular, y representa uno de los pocos bosques intactos de la zona...

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Nada nuevo

Pongo algo para no perder la costumbre, pero no hay nada para decir. Durante la semana estuve en el Instituto, y encima anduve lléndome tarde así que ni siquiera daba para andar por ahí de noche. Tendrá que esperar hasta el fin de semana, ávido lector...

domingo, 5 de noviembre de 2006

Versailles

Hoy, primer domingo de mes, significa día de museos gratis. En este caso, el Château de Versailles, residencia por excelencia de Luis XIV. Pero antes de llegar, hay que encontrar el camino en la espesa niebla matinal parisina (no se ve la estación de RER cruzando la calle!!!), y enfundarse en varias capas de abrigo porque parece que el otoño llegó para quedarse. El trayecto hasta el ¿castillo? ¿palacio? dura unos 40 min desde el centro de París, en tren, cuando uno no se sube al tren equivocado y tiene que retroceder una estación (las líneas de RER se bifurcan fuera de París). Obviamente, siendo gratis, la cola de gente daba un par de vueltas a la plaza principal, así que hubo que armarse de paciencia.
Exteriormente el castillo es lindo, pero no llama mucho la atención más que por su tamaño. De hecho, me parece que es tan grande y con espacios tan abiertos que pierde un poco la gracia (también puede ser la opaca luz otoñal). Por dentro, hay ciertos puntos interesantes: la Chapelle (capilla) y la Galerie des Glaces (galería de los espejos) valen la pena, pero la segunda está en restauración y sólo se puede ver una parte. En general, el resto lo encontré demasiado sobrecargado (la decoración interna) para mi gusto.
Hacia atrás, se extiende el tremendo parque de Versalles, con jardines, paseos, canales (dos dispuestos en cruz) y fuentes. Lamentablemente estamos a mediados de otoño, pero en primavera debe ser algo espectacular. Dentro del parque se encuentra el Domaine de Marie-Antoinette (dominio de María Antonieta), dónde la susodicha se retiraba a "escapar de la etiqueta" de la corte: casa, animales, laguito, etc. Realmente un lugar idílico después de la fastuosidad del château...
Finalmente, para que se den una idea de lo grande que es, volver desde el fondo del parque hasta la salida del castillo me tomó 45 minutos caminando, con la niebla que se levantaba del agua (200% de humedad), y el frío y la noche ganándolo todo. Y seguro que, con un patio tan grande, no tenía perro...

sábado, 4 de noviembre de 2006

El clima está fresco (pa' chomba)

Después de una maratónica sesión ayer a la noche-madrugada para subir algo que leer al blog, hoy salí temprano (bueno, casi) a dar una vuelta por ahí. Visita número uno: la Cité Internationale Universitaire de Paris (sí, hace un mes que estoy acá y todavía no la había recorrido). El lugar es realmente grande, con casi 40 maisons para estudiantes/investigadores de todo el mundo, de las cuales la casa de la Fundación Argentina es una de las más antigüas (1928). Yo vivo en el segundo piso del petit pavillon (el edificio chico de los dos de techo rojo). Lo más interesante de la cité es la arquitectura que, según dice por ahí, es una muestra de lo mejor del siglo XX (aunque los mejores edificios tienen un estilo a tono con el S. XIX imperante en el resto de Paris).
A la tarde, salida a caminar por el Bois de Boulogne (bosque de Boulogne), uno de los pulmones verdes de la ciudad. Como fui un poco tarde y anduve a las corridas, no pude recorrerlo mucho, pero parece un buen lugar para salir a dar una vuelta. Es un inmenso parque de robles, cipreses, castaños, etc. (lo de bosque me parece demasiado, aunque está en proceso de restauración), bastante cerrado y agreste en algunas partes, con arroyitos y el infaltable lago. Se puede recorrer a pie, en bici, patines, a caballo (¿?)... Justo al sur, para los interesados, está Roland Garros, pero lo único abierto es el museo, no se puede ir a visitar las canchas.

El Louvre, gratis

Después de un día de teórico (los equipos en el laboratorio están ocupados), nada mejor que aprovechar la gratuidad del Louvre para menores de 26 (los viernes después de las 18 hs). Como el museo cierra alrededor de las 21:30, son más de tres horas para recorrer. En muchos museos eso bastaría, acá se queda largamente corto. Es enorme!! Digamos que en una tarde alcancé a visitar dos de las tres plantas de una de las tres secciones del edificio... (van a hacer falta varios viernes :-) ). En todo caso, vale la pena. Hoy anduve por el ala Richelieu, básicamente dedicada al arte francés del S. XI en adelante. Además de las obras expuestas, el edificio en sí es algo que por sí solo merece la visita: en este caso destacan los Cours Marly y Puget (los dos grandes patios internos del ala), y los appartements Napoléon III, arreglados con toda la fastuosidad de la corte del siglo XIX. Además, dos escaleras espectaculares: Escalier du Ministre, a tono con los apartamentos, y una inmensa escalera de tres pisos en piedra (Escalier Lefuel). En cuanto a las obras, son muy buenas las esculturas del renacimiento francés (S. XVII y XVIII), tienen un realismo que asombra en mármol, arcilla o bronce. Muchas merecen la visita, pero para elegir una me quedo con "Captifs" (bronce del 1685). Y entre las pocas pinturas que pude ver antes de que me invitaran a retirarme, "Fruits et riche vaisselle sur une table" (Flandres, 1640).

Al final siempre se empieza

Bueno, bienvenidos. El lector atento a los detalles se dará cuenta que entre la creación de este blog y el primer post median cerca de tres semanas. La simple razón es que estuve casi dos semanas y media en Córcega, dónde sólo chequear los mails era ya una odisea (ni hablar de sentarse a escribir). Pero ya vamos a llegar a eso, por ahora empecemos por el final, que es por donde corresponde...